Sonríe en el trabajo y aportarás tu porción de felicidad I

Desde que se inició la crisis y créanme, ya cansa nombrar esa palabra, el buen clima laboral brilla por su ausencia en las empresas. Se supone que ahora si están justificadas las malas caras, las respuestas bruscas a menudo injustificadas y los ataques en modo libre albedrío, de todo lo que se mueva.

Una pauta clave consiste en descubrir cómo ser productivo, (ya sea en el trabajo o en tu vida personal) y además competente en las circunstancias actuales, no en quejarnos.

Si analizamos objetivamente nuestra rutina diaria, perdemos más tiempo quejándonos y contagiando nuestro mal humor que regalando una sonrisa. Por lo tanto estamos perdiendo la oportunidad de hacer felices a los demás.

“La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz”

Proverbio Escocés

Entre las diversas técnicas que tenemos a nuestra disposición para empezar nuestra jornada laboral con una sonrisa, podemos adoptar la técnica SBAG (suele utilizarse para iniciar una presentación de ventas), es simple y por lo tanto fácil de entender y aplicar:

 Técnica SBAG:

1. M (Mirada)

2. S (Sonreír); B (Buenos Días); A (Adiós); G (Gracias); M (mirada).

Otras pautas de fácil aplicación.

Averiguar (preguntar). Una buena pregunta es una buena apertura para una exposición de ventas.

Agradar a un cliente potencial. Un cumplido es una buena manera de constituir una conversación con dosis de empatía.

Recurrir a una referencia. Citar a otra persona suele ser un comienzo efectivo.

Prometer ayuda o prestación. Esta técnica puede permitir una apertura efectiva; con frecuencia implica una pregunta sorprendente.

Conocer las necesidades de un cliente potencial.

Las herramientas que cito están básicamente enfocadas al mundo de la venta, pero los gestores olvidan a menudo que si funcionan para el cliente externo, también pueden y deben de poder realizarse con el cliente interno.

Sonríe,  hoy puede ser un gran día

Como expresa la canción de Serrat, “hoy puede ser un gran día plantéatelo así”.

Pauta primera:

Averigua cuáles son los motivos por los que ya te sientes satisfecho contigo mismo y repasa las cinco cosas que deseaste en tu pasado y con las que disfrutas actualmente.

Pauta segunda:

Repasa tus habilidades y quédate con las cinco que te han ayudado en la consecución de tus objetivos, en definitiva, lo que conseguiste y que hoy aprecias.

Pauta tercera:

Habitualmente una persona satisfecha adopta una postura corporal determinada. Tu mente no distingue entre situación imaginaria o real. Por lo tanto, deja que tu cuerpo refleje tu estado al sentirte feliz.

A continuación vamos a ser creativos visualizando nuestra actitud/respuesta ante la situación:

Siendo Feliz:

¿Cuál sería la expresión de tu cara?

¿Cómo caminarías?

¿Qué postura, (sentado o de pie) adoptarías en tu despacho?

¿Qué aspecto de una situación determinada actual enfocarías?

Reflexiona sobre tus respuestas y describe cómo te sientes, descríbelo mentalmente primero y por escrito después. ¿Qué tipo de emociones percibes?

Y si los acontecimientos te desbordan, piensa en algo que te hace feliz y sonríe y transforma tus pensamientos negativos pensando (centrándote) en lo que puede ir bien.

 “Si tu trabajo te cansa pero no te aburre, es que es el tuyo”

Carlos Castilla del Pino (psiquiatra)

A menudo no solemos sonreír porque no somos o no sabemos ser felices. En este último punto sé que probablemente estaréis pensando, ¿cómo se puede aprender a ser feliz?

Respuestas y teorías al respecto hay muchas, pero mi recomendación en este caso está en la simplicidad:

Disfruta con lo que ya tienes

“Las dos mejores razones por las que uno puede estar contento con lo que hace son sentirse un privilegiado y notar que te quieren. A mí eso me pasó de futbolista y me pasa ahora de seleccionador. Pero también hubiese sido feliz de maestro, por eso estudié Magisterio”

Vicente del Bosque (entrenador de fútbol).

Otra razón de peso es la insatisfacción. Habitualmente, nos sentimos insatisfechos porque estamos enfocados en estas tres negaciones:

No tengo, No quiero, No puedo

¿Qué ocurre si eliminamos la negación y añadimos una afirmación?

Sí Tengo, Sí Quiero, Sí Puedo

Recomiendo probar esta fórmula transformando los No Quiero que a menudo controlan vuestras vidas, en Sí Quiero, como si una declaración de intenciones se tratara y añadirle unas gotas de afecto y pasión.

“El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace”.

Leon Tolstoi.

Por último, cuando vayáis a entrar en modo mal humor, por las razones que sea, haced la prueba de ralentizar el ritmo de vuestra respiración y pensad: a) si realmente vale la pena y b) visualizad escenas (imágenes) que tengáis en mente, de personas y momentos felices, ya sean pasados o recientes. Veréis como poco a poco este tipo de hábitos os facilita la vida en el trabajo.

Recuerda: si todos sonreímos en el mismo idioma, por algo será.

Charles Caper

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